Está
todo en el cuerpo.
¿Hoy
lo recuerdas
si
ya no tienes cuerpo?
Pues
cuando lo tenías
no
querías
y
él te llevaba a ti
y
tú usurpabas otros cuerpos,
les
robabas su quebrantable
diamante,
sus hermosas
sortijas
vertebradas,
su
carne
de
oro puro
de
vivir,
y
escuchabas
a
las madres, los hijos de esos
cuerpos,
pavesas en la hoguera,
y
escuchabas
gritar
amando un árbol íntimo,
gritar:
¡adiós mi cuerpo,
mi tesoro!
Pues
cuando lo tenías
te
asustaba.
Y
todo ahí palpita, todo
cruje
y se duele, todo es cuerpo.
Mírame
desear
desde
este cuerpo.
Y
dime, ¿qué otra cosa
te
piensa, ahora que eres nada
sin
tu cuerpo?
Editorial Celya.
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