domingo, 17 de marzo de 2019

De LA MIRADA ESCRITA


    Foto de Ricardo Martín



      La calma alisa los espejos.
      Es la hora del pájaro que bosteza,
      las redes mudas, los peces diciéndose
      adivinanzas antes de dormir
      con los ojos abiertos.

      Te parece mentira
      que esta serenidad
      pertenezca
      al mismo mundo donde los gemidos
      ensordecen
      el silbido del filo de la muerte,
      al mismo mundo donde alguien dispara
      disparatado, obsesionado
      con su reflejo.

sábado, 2 de marzo de 2019

Del libro SI ELLA NOS MIRA

      Élisabeth Vigée-Le Brun, la pintora que escandalizó París en el siglo XVIII
      Uno de los autorretratos de Élisabeth Vigée-Lebrun

      (Para el 8 de marzo)

      LOS FANTASMAS DE ELISABETH VIGÉE-LEBRUN

      Diferentes autorretratos

      Estamos muy cansadas del miedo.

      No es como el rizo que se desliza del lazo de vivir o del ala  del sombrero de paja.

      No es el gesto discreto, una leve sonrisa inteligente que oculta el espanto, la certeza de algo temible que en nada se asemeja   a la pasión.

      Estamos cansadas, bellas, libres, cansadas de elegir las huidas, de mirar los rostros que ya  han muerto, próximos  a cubrir  de sangre las arrugas del cuello, las sencillas formas del amor.

      Sabemos
      que la muerte pudiera quedarse  a vivir en la ciudad, en cierta calle vieja, donde breves muertes -o los pasos que dejan atrás la infancia- acaecieron.

      Sabemos cuánto apetito tiene
      la muerte,
      cómo huele claudicar, tumbarse al lado de una hija enferma, verse
      muerta,
      tú, muerta,
      yo, muerta
      en sus ojos.

      Sabemos cansarnos hasta ser la médula del cansancio, pero todo menos el miedo, menos el tizne del miedo, el habitante  del miedo, su palabra cansada, su miedo.