Flores
en un vaso de cristal
De Juan de
Arellano
Pequeñas
tejedoras viven
en
los narcisos. No las veo
pero
las oigo murmurar
con
el veneno.
¿Cómo puedo
dejar
de mirarte?
¿A
quién sonríes
en
ese gesto calmo (tuyo)
que
no me corresponde?
Hilan,
se
deslizan hasta las rosas
espesas,
excesivas, curvas,
urden
para
volverme de cristal.
No
poseo secretos, lazos
misteriosos,
ni mordeduras
encubiertas.
Pequeñas
tejedoras unen
mis
dedos hasta la fatiga,
viven
en la flor de mis hombros,
abren
su corola, eliminan
enigmas,
me
curvan, desprenden pétalos,
me
cazan en tus ojos.
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