Giorgio Morandi
Contienen
I ¿Se deslizará
por los cuellos
la distancia disimulada?
Puedo equivocarme, creer
en el signo de una respuesta.
Puedo seguir siendo
candidez, simplísimo gesto,
luz en la loza,
cuellos resididos.
II ¿Y si frotara la pulida
forma de la quietud y un genio
oriental y olvidado
me alimentara de mudez?
III ¿Me disolvería en la luz
lechosa que consigue
envolver los volúmenes
hasta incluirlos en la piel
de la nada?
IV ¿Cómo
ser sólo estar y sólo
bulto reflejado
y sólo nimiedad y sólo
permanencia fugaz
en la mirada?
V ¿La pesadez sería un brillo
lunar?
No me hundiría
No me hundiría
en ávidos cráteres
ni me trastornaría
querer tanto abrazar
o yo, el abrazo.
VI Dejar que las preguntas fuesen
cayendo al fondo.
¿Quién bebería?
¿Quién se atrevería a indagar?
VII Así,
empequeñeciendo respuestas,
volviéndome frugal, morandi,
silueta azul quizá, tan ocre.
No pregunto al barro cocido,
al cristal opaco, la mínima
porcelana.
No busco la razón del signo
en los cuencos:
cuánto, cuánto polvo
qué habitual
qué predecible.
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