sábado, 16 de marzo de 2013

Para lo secreto


      Esas vasijas*

      La tristeza se solapa en un solo espacio
      cuando el frío,
      tirita, toma un cuerpo desacostumbrado
      y se recoge en sí misma y te pareciera
      que en la loza de barro blanco
      se adivinase un aire enfermo.

      Ya no hay ni vino;
      antes de lo callado viene
      la luz ártica de tantos días de enero.

      Esta tristeza dura, alisada por dentro
      para no dejar escapar  
      gemidos. Y si Zurbarán
      no siente los dedos
      cuando pinta
      que suplique a un dios que no existe
      porque resignarse tranquiliza.

      A la tristeza siempre le duele
      hablar, maldecir y moverse
      hasta morir.


      *Naturaleza  muerta con jarra y tazas.
       Francisco de Zurbarán

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