- Juan Fernández "El labrador"
Racimos de uvas
El
dulzor me invita
con
su distancia de racimos
dorados,
luego
hay
otro dulzor denso, a punto
de
inclinarse a la muerte.
Quisiese embriagarme, no hallar
descanso
ni
reflexión
para salvarme del delirio
del
zumo,
sangre,
médula,
benjuí,
del
bálsamo,
y
esta piel rota en mí, destila,
vierte,
y
es que no quiero moderarme,
quisiese
oscurecer
como
las uvas dulces
y
pesadas
y
temerarias con su azúcar.
Pronto,
cualquier gesto sesgado
se
vencerá en la muerte;
pronto,
una diminuta grieta,
una
piel áspera y pasada,
un
grano duro interno enfermo
germinando.