De Jules Lefevbre |
- Vestida de muchacho, acompaño a mi padre
por el Suq al- Dawabb.
Ataviado del verde costoso de Al-Ma´mun
pavonea su fama entre los aljameles
y los extraños hombres que aman a sus caballos
como al juego o la sangre.
Busca un potro alfaraz
nacido del abrazo ligero de los vientos;
pregunta al yegüerizo por la hija más hermosa:
El animal se acerca, me lame y me conquista.
Mi padre se sonríe con mi elección honrada
y todos se sonríen, felicitan, asienten.
Pero yo busco un rostro detrás de aquellos rostros,
un gesto silencioso,
una mirada cómplice de reconocimiento.
¿Dónde estás, mi señor?
Al zoco de las bestias acudí con mi padre
por si el azar quisiera
regalarme tu nombre, descubrirte a mi amor.
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