AMA-NO-UZUME
Lo que yo sé lo saben los mendigos.
La policía de las carreteras
me ve pasar y dice:
“Ahí va la que no tiene
secretos
ni vergüenza”
y, a veces, me pregunta
si es cierto que me vieron
bailar
en la boca del cubil de los zorros,
en la fina nariz de los chamanes,
en las vías del tren
y en el puente de mi ciudad que eligen
para raptar princesas los suicidas.
Ahí va la que no tiene
secretos
ni vergüenza
ni traductor famoso ni poemas
con un lenguaje tierno y contenido.
Delante de la cueva del sol bailo
a diario
y el sol sale curioso por el ruido,
quemándome la cara y me desangra.
Ahí va la que no tiene
secretos
ni vergüenza.
Ya se han acostumbrado
los hombres a mis cómicos modales
y aplauden mi gracejo,
mi ligera agonía.
Bailando hasta caer junto a la noche.
Donde la noche nombra mis carencias,
mi vergonzosa calle de extrarradio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario