domingo, 22 de noviembre de 2015

De ENTRA EL VIENTO DE OLOR CIRUELA

    MATISSE


    La música. 1939


    Cierro los ojos
    porque adivino que las manos cortadas de los muertos cubren
    el cielo con sus dedos de alga.

    No estés más triste, me repito. Mil novecientos treinta y nueve
    escapó  de  la  primavera. La  escarcha  es  la  alcoba  mejor
    para un abril o mayo turbios
    de la venganza.

    Cierro los ojos,
    oigo la cantinela roja, a niños contando entre las cuerdas
    de la guitarra los claveles lanzados al aire, expatriados
    en barcos.

    Oigo, tras el horror, la música
    destinada a un leve descanso en el recorrido de la angustia.

    Cierro los ojos,
    no estoy más triste que  la tarde de los jóvenes demasiado
    rubios y guapos  para negar tonadillas armonizadas
    por alguien que se parecía
    a Federico García Lorca.

    Cierro los ojos, oigo acentos del balanceo de las manos,
    ay, sin sus muertos.

    Después del horror la música va revelando la quietud,
    una rara e íntima quietud.
    Tal vez no hay tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario