domingo, 6 de diciembre de 2015

De IDOLATRÍAS



    ENSIMISMADA


    Soy el ojo derecho de mi padre
    pero teniendo en cuenta
    que en el izquierdo vive un caballero
    velando aún las armas de La Dama
    del Lago.

    Soy el ojo lejano del tío Luca
    que pinta las ciudades de memoria
    y mujeres con gatos siameses
    y ariscos.

    El ojo equivocado que se cierra
    soñando que una bestia enamorada
    empapará su párpado otra vez
    y juntará sus muslos
    porque fuese
    más lento su descuido poderoso.

    Cada sábado juego con mi padre
    a un juego de palabras,
    cajas chinas,
    cajitas de marfil que me reparten
    como el engaño gris de dos espejos
    colocados enfrente
    uno de otro.

    Yo no podría decirle a mi padre
    que retraso el momento de escribir
    las primeras palabras de la muerte,
    que siempre me amilano
    escribiendo mi nombre en el cristal,
    si apenas es un soplo
    mi aliento hasta el papel
    y quedan pocas cosas
    tan falsas
    y tan íntimas. 

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