sábado, 11 de abril de 2015

De EN LA PIZARRA UN POEMA



      Entre un dedo y el otro la esmeralda del país
      de los jaguares alados. Pero ante esa sonrisa
      me doy por vencida, grito bajito para no
      despertar a los huracanes, tiemblo, y la importancia
      de estar abrigada, estar querida, estar recordada,
      es un trozo de vidrio que el agua ha pulido así,
      así, rítmica.

      Detrás de ti las caracolas de los viejos dioses,
      el  fragor de unas piedras talladas en carne viva,
      el silbido que las flechas gustan de repetir…
      detrás de ti la devastación y sus crucifijos.

      El guijarro diminuto canta entre un dedo y otro
      pero ante esa sonrisa los jaguares se adormilan
      a mi lado.
      Y, si les inventas un nombre, que el niño se llame
      Merlín.


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