La
conversación
¿No te parece inútil
esconderse de la muerte que acude, anaranjada y rosa, con la primavera?
¿Y si de un día para otro sobreviene, salvaje con sus flores, la enfermedad de
los abandonados, y sube como hiedra a la ventana y nos despoja
de nuestra promesa elefante a largas pesadumbres?
Sí,
estoy cansada de parecerme a la alegría de Keats, le respondí.
En ese momento cruzó mi
brazo la
ráfaga del martín pescador,
esa fiereza que amo tanto.
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