sábado, 11 de enero de 2014

De libros XXXIV (Entra el viento de olor ciruela)



      La conversación



      ¿No te parece inútil esconderse de la muerte que acude, anaranjada y rosa, con la primavera?

      ¿Y si de un día  para otro  sobreviene, salvaje  con sus flores, la  enfermedad de  los  abandonados, y sube como hiedra a la ventana y nos despoja de nuestra promesa elefante a largas pesadumbres?

      Sí, estoy cansada de parecerme a la alegría de Keats, le respondí.

      En ese momento cruzó mi brazo la ráfaga del martín pescador, esa fiereza que amo tanto.



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