- Mujer sobre mí misma
Me inclino sobre mí y descubro mis pechos,
expectantes crisálidas,
y mi vientre se curva
conteniendo ese lago de las cajas cerradas:
Un misterio, sus peces.
Y llego con mis labios-besar-a mis rodillas,
abrazando mis piernas con mis brazos, mis dedos,
estrechando mi cuerpo hasta reconocerme,
escuchando mi nombre en mi tibia textura.
Si me recojo en mí
no es porque yo desee perderme en el olvido,
en la piedad mezquina de contemplarme a solas,
sino que quiero, busco retener, un instante,
lo que es ajeno a mí,
lo que por mí se goza,
se adueña de mi vello, de mi aliento excitado
hasta acercarse, lento, al núcleo del misterio,
sumergiendo en sus aguas mi corazón anfibio.
Eso que me posee y no puedo nombrarlo.
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