domingo, 2 de junio de 2013

De libros VI ( Fantasmas y cálamos)

      Tomando té


      No te preguntes por el gesto
      que recoja un adivinarse
      en el siguiente paladeo
      o que el tiempo vaya subiendo
      con su sombra.

      Ahora escucha al río,
      sigue en su refugio calmado,
      mueve tus dedos con las plumas
      de un ave femenina, clara
      en la caricia de la taza,
      y bebe sin pensar qué lucha,
      que guerreros desde el futuro
      o qué sonidos rasgarían sedas
      de la tarde.

      Sólo contempla,
      mientras te deleitas,
      cómo se desliza el  atuendo
      de  los árboles que aman
      tu casa,
      oye murmurar a los peces
      cuánta fugacidad,
      oye a tu soledad sentarse
      muy cerca
      y ofrécele otra taza.

      Bebed juntas, calladas,
      porque el tiempo no existe.


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