domingo, 12 de mayo de 2013

III De libros (Idolatrías)



      MEDUSA


      No la quieras ahora.

      Demora el complacerte en su postura
      porque adivina miembros de los hombres
      citándola
      y era una joven reina que ignoraba
      la avidez.

      No la quieras ahora.

      Hay tiempo para amarte
      después del Mar: amaba su murmullo
      de formas musicales
      y ella se detenía, penetrada,
      escuchando a la espuma
      caer con sus enigmas.

      No la quieras ahora.

      Ha de sobrevenirle
      un doloroso espacio
      como una espada errante
      sin carne tras la muerte, sin refugio.

      No la quieras ahora.

      Para matarla hay tiempo.
      Qué horrible si abrazaras su huidiza
      cintura
      por si acaso no hubiera otros abrazos
      y no vieses llegar tu descendencia.

      Ahora está tranquila.


      Para la sangre debes demorarte.
      La sangre de una reina
      debe manar despacio si pretendes
      su tesoro lunar, irresistible.

      Y es que ella, femenina,
      se resiste a tu encanto.

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