El flamenco rosado
Antes del vuelo, asombro, del olvido
el contacto del agua
esponja mi blandura
y desde la niebla del lodo fértil
rápidos pececillos
cosquillean, me nutren.
Ante, de remontar fuerza en el vuelo
me reflejo en la blanca,
húmeda transparencia,
imaginando un baño
en el lago orbital.
Con el último envite
mis brazos se
despliegan
en un gesto de altura inevitable
y apenas sí respiro:
se me escapa
un flamenco rosado,
colmado por las aguas.
Un flamenco rosado
aletea y asciende,
hermoso, esbelto, vivo,
lo más bello de mí que va ganando
longitud constelada
donde el silencio ardiente.
Mi gran pájaro amado
hacia ti se desliza
y en un rosa abandono,
cuando lo has atrapado,
libre, se desordena.