sábado, 4 de agosto de 2012

RAVEL y nuevo blog

(Como mi primer blog de Jardín al mar está en la UVI -y mientras va sanando- me paso a este nuevo blog de mismo título y aprovecho  para cambiarle su fisonomía.)

  ALGUNOS POEMAS DEDICADOS A RAVEL




Dafnis y Cloe. Suite nº 2

    Dejas de mirar con sus ojos los árboles que adormecen su calle. Ella ve al sol rozar un lado de la torre de acero. Esta mañana la paloma quieta recoge saludos, ha sobrevivido al blanco acechador nocturno.

    Lo que mira responde con silencio. ¿No te acuerdas que era muy fácil acogerla a tu lado cuando venías de tu casa hasta su casa?¿ No te acuerdas que hablabais una lengua que ella inventó por juego y tú entendías?

    Ahora  que estás muerto, comparte tu mirada. Cambia el sentido de la vista en ella. Sabe mirar las laderas bajo la helada, el cielo tierra adentro; nieva, incluso y, como tú interpreta pisadas en la nieve.

    Con silencio responde tu presencia sustituyéndote y mirándola. Pero ella no se angustia, nada le niega separarse de ti. Sólo estás muerto y lejos. Ella ha ocupado tu hueco liberado de ti y mira, maravillada, ese espacio sin vuelta con tus ojos.


(Para escucharlo: Dafnis y Cloe )








Ondine

    Llegas del agua cuando no flota ningún hilo o filo del recuerdo.
    Podrías tener bien escondida tu piel de nutria y fueran tus hijos el aire riente, el aire ligero que abre las puertas de las alcobas, que no conoce el peso de un cuerpo con los años.

    Podrías haber sido la herencia contada por tu madre, caderas anchas, cojines mullidos.Nadar consistía en no alejarte de una dulzura.

    En el fondo del río hormiguean pequeños arquitectos de olvido. Huecos de luz suplen a los cambios y a la debilidad de los brazos. Patinan insectos de un instante en siembras de verdín.

    ¿Qué tiempo hay? Ninguno. ¿Quién escribe en el agua?  Tan sólo Keats refiere  el gesto de la Alegría diciendo adiós.

    Vira a las adelfas de la orilla, gira al pelo tupido, alisado por la caricia de los buceos.

    Sumérgete.

    No regresas al cieno de turbios sedimentos sino a las sorpresas.

    Las nutrias maduras, avezadas en la renuncia, conocen ciertos propicios pececillos y saben ser ambiciosas con los regalos más imperceptibles.

    (Para escucharlo: Ondine)


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