domingo, 25 de diciembre de 2016

Dos poemas de CIELOS DE TOLEDO

De Ricardo García
Aunque esa sea la distancia
que requiere el silencio
de la ceniza

preferirías creer
que el ícaro de tus pulmones
aún no se ha precipitado
desde su privación

y se dirige en llamas,
feliz venablo enamorado,
hacia las llamas.



De Ricardo García
    
     Les dije a los niños que contemplaran el azar
      violeta, su inesperado regalo, pero ¿cómo
sabrían comprenderme si el viento aún les posee,
si pertenecen al aleteo que no se explica
a sí mismo y a salvo se vuelve también violeta?

Ellos,
que ignoran el sometimiento a las fatalidades,
residen todavía en el ciclo del agua.


No hay comentarios:

Publicar un comentario