Circe, de B. Mackennal. 1893 |
CIRCE
Se fueron los marinos...
Tenían morenas esposas de ojos
penetrantes,
mantos granate
limpios en arcones taraceados
y, en las bodegas,
vino casi perfume,
casi Madagascar en travesía.
Observo el horizonte sin albatros
desmemoriada
de las embarcaciones
del deseo.
Y levanto mi mano
no sólo despidiéndome, no sólo
encendiendo los faros, las hogueras,
las estrellas del Norte,
el cromado color del astrolabio.
Dejaré que las brújulas
recobren los imanes del hogar
y ocultaré la altura
de mi isla.
...Penetro
en la amarilla hierba
de la noche
y preparo
el bebedizo amargo de la noche
y recibo
a las otras visitas de la noche.
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