sábado, 23 de julio de 2016

POEMAS SUELTOS IV


      Acuarelas de J. A. G. Villarrubia


      Retratos de Al-Fayum


      Matrona con diadema

      El llanto es tanto cuando
      la despedida de vivir
      que los ojos crecen y acogen
      el humo y aunque ella, la muerte,
      acaezca de pronto
      -un derrumbe de avión,
      resbalarse en el baño-
      ya hay esa pena y esa rabia
      en el llanto primero
      después de haber nacido,
      mirando con ceguera
      a la madre
      y respirando
      dolorosamente.

      Mujer bella y joven

      …Y la manzana verde
      de sus labios
      no tiene tiempo
      para probar dulzuras.
      Se está yendo y, apenas,
      comprobará
      los fuegos invernales.
      Se está yendo con joyas 
      todavía de niña,
      casi juego, amuletos.
      Se va apenas estando,
      ahora ya se ha ido.

      Hombre con barba, hombre con gesto

      No parpadean.
      Los muertos nunca parpadean.
      No hacen otra cosa
      que observar.
      Abandonadas muchas lágrimas,
      recién casado y cuidando
      la barba con esmero,
      ve a su joven esposa
      caminar,
      desvestirse del luto
      y elegir otra boda.
      -Sabemos
      que muere quien se muere
      desde dentro hacia fuera;
      entre tanto, lo ajeno roba
      la íntima sustancia
      que late bajo el nombre-.

      Los dos no se han cansado,
      no son vivos ni muertos
      ni máscaras ni olvido.
      Y nunca parpadean
      mirando nuestra nada.


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