domingo, 31 de julio de 2016

De JARDÍN AL MAR







      Entre los cuatro cardinales
      una guerra, una tempestad,
      incomprensibles creaciones
      sólo creciendo entre el hedor
      del apaleamiento.

      Cuidas el paso más audaz
      del sol en los brotes aupados
      del limonero de la tarde;
      el tiempo no pretende izar
      una torva bandera.

      Es un lujo verde y callado
      poder sentir el ruido
      de los mandobles de la muerte
      y que no vuelvan su cabeza
      por mirarte.

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