domingo, 8 de mayo de 2016

De LA MÚSICA DEL FUEGO



    María Callas canta Dolce e Calmo de la ópera TRISTÁN E ISOLDA de Wagner


    Esa rosa que bordé en la batista 
    porque la niña aún ha obedecido
    el trazo de su madre en el dibujo...
    Ni el reflejo de la madera ardiendo
    la roza con el tiempo que se escapa.

    Puede volver la niña a apoderarse
    de los relatos de la ciudad que ama, 
    puede rasgar la tela con la furia
    de ver a un hombre tonto abandonándose
    a la huida
    pero la rosa sigue insolentando 
    con su belleza el día de la muerte
    de la inocencia.

    La miro y es un resto de la arcilla 
    de los once años, de la quebradiza
    rama de un árbol muerto, al fin talado, 
    al fin leña que ahora se convierte
    en el color
    del bebedizo.

    Soñé, cuando bordaba, con tu brazo 
    dirigiéndose a mí, rompiendo el hilo,
    rompiendo el humo calmo de la infancia,
    y al fin he muerto, al fin, y resucito 
    adiestrada en el arte de este fuego
    que devora
    a la rosa.

    La miro y no recuerdo los veranos 
    del tedio obedeciendo a la cordura.

    Tengo una nueva flor que me ha crecido, 
    una rosa de muerte que dibuja
    muerte a mi alrededor, muerte en mi vientre, 
    muerte por fuego, fértiles vegeta-
    les de muerte,
    porque querer vivir después de hallarte, 
    querer domar la rosa en la batista,
    es bordar una rosa acobardada, 
    muerte por no volar, la muerte muerte.



No hay comentarios:

Publicar un comentario