Pues verte sonreír como Isadora baila
es la escenografía
del preludio.
Te descalzas los pies, te cuento que hay un bosque
y ya no sé qué hablamos.
Me olvido de tu gesto
masculino;
deseara ser hombre para enviarte ramos
perfumados
con un líquido malva.
Tu boca se hace elástica igual que la cintura
de Isadora:
cada giro más blando,
y la música en todos los besos que quisiera,
transforma en natural
el acercar mi mano
hasta tus labios, introducir dos dedos,
acariciar la parte
rosada de tu boca,
dejando a mi muñeca
aprender de la danza.
Pues pretendo ser tú,
saber cómo resbala tu sonrisa a tu pelvis;
que me dejen muy sola
y entrañada por ti,
tomando la armonía caliente de la música
cuando Isadora baila
y la convierte en peces.
Volviendo a sonreír
esa danza
-donde sabes-
se eterniza
abriéndose y abriéndose.
… quien la hubiera podido ver danzar y, más fotografiarla.
ResponderEliminarLo poco que de ella sé, la película, me gusto