domingo, 13 de agosto de 2017

De FANTASMAS Y CÁLAMOS






      La barca




      Para el día siguiente de las vírgenes
      de agosto,
      como si nada hubiera sucedido
      en el desierto, en la brea de asfalto,
      mi cálamo dibuja
      su lentitud de río antes de lluvias
      que recobren el furor de fluir,
      y me balanceo en esta posada
      vestidura estival;
      apenas la intención de un movimiento
      me lleva,
      una atenuante
      caligrafía de agua se sucede
      y ni la rana ni el abejaruco
      -llamarada turquesa
      velocísima-
      se molestan
      en aquietar su absorto griterío.

      Como si nada hubiera sucedido,
      como si se durmiera mi barquero
      y la muerte callara en la calina,
      y tuviera la muerte
      una rara pereza
      y no moviera
      un dedo
      y no se estremeciera.


No hay comentarios:

Publicar un comentario