viernes, 17 de febrero de 2017

De CIELOS DE TOLEDO




      Elefantes de estar cansado,
      haber conocido la noche
      sin olvido, sin tan siquiera
      cerrar los párpados, dejarse
      llevar.

      Insomnio o paquidermos. Cruzan
      ahora hasta los bebederos
      de la mañana. Míralos
      pasar indiferentes, lentos
      en su nacarado fulgor,
      casi festivos, casi nubes.

      ¿Y dónde se atrasa la noche
      de las rapaces ululando
      en tu oído, con sus miradas
      trágicas?

      Albos elefantes celestes…
      No traen el consuelo, mueven
      un aire suyo, nada más.

      Y, aunque el resplandor despabila
      timideces en  las farolas,
      la noche prosigue detrás
      de los perfiles, en lo blanco.

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