Fotografía de Ricardo Martín |
Primero surge como el ala
de un ave
enorme contra el frío
de febrero.
Es este el mes de la visita
que se
acomoda en los almendros
y cree que el
alma es un pétalo
leve.
Primero aflora aleteando,
dando aire a
la escarcha, entibiando
sus
diamantes.
¿Oyes
un crotoreo de cigüeñas
nerviosas?
Las he visto arrancar agujas
de los pinos
y remendar
sus nidos en
las espadañas.
Las he visto envidiar el ala
del cielo: se
atusan las plumas,
flacas se
pavonean, blancas.
Primero empuja su silencio
emocionado y
luego crece
vegetal de
esperanza, incauta
ella con sus
huesos.
Aunque en mi corazón se
empeña
el hielo
ella fluye de las
raíces.
Y es que jamás estuvo muerta.
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