sábado, 11 de junio de 2016

De ENTRA UN VIENTO DE OLOR CIRUELA...

      H. Matisse


      La habitación roja


      Extraña
      al pasaje del equinoccio
      en los almendros, a la curva
      de la mañana en las paredes,

      distanciada,
      arropada con el tejido
      denso del secreto de flores
      bajando para contener
      el frutero, la nitidez.

      Me pierdo en la forma
      de las ciruelas amarillas
      rodando en la mesa.

      (Un don encarnado ilumina
      internamente el equilibrio)

      Y soy yo,
      bisbiseando a los licores,
      repartiendo calma a las frutas,
      quien aleja voraces dientes
      de este día… nada
      se precipita al fin del gusto,
      nada abatido de las sillas
      de enea.

      Sentaos en la luz, les digo
      a los fantasmas.

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