Retrato de poeta
Aún
me solicita el viento, el viento
nuestro*
Esa palabra, sí…
…fray, dile que miras
la rigurosa tierra
toledana
respondiendo al agua de abril.
Dile que nunca es mía
pero me tranquilizo en ella
y resumo en mi piel placeres
malogrados, nortes de mar
huidizos.
Esa palabra acostumbrada
a la desolación,
dulce con los muchachos muertos
adorados…
… dile, fray,
que los quise incesante
hasta que la palabra fuera
pequeña para acomodarse
a un mar de sur;
ellos, salinos,
borrándome la pena.
Levanto mi cara
y, como tú, levanto el sueño
de estar verdiclara leyendo;
mi dedo señala la página
donde dejé el olvido y miro
este paisaje bronco
de rocas y encinas
que conversa muy cerca cuando
la soledad es un deleite
con peligro.
Dile que estoy cansada.
Busco una palabra milagro,
una palabra tiempo
a salvo de la muerte,
porque ¿qué otra cosa se muestra
más encendida en la mañana?
Dile
cuánto de mi ignorancia ahora
rompe su ceguera
y estoy
verdiclara, incluso admirable,
luego miro los rastros.
Que estás ahí mirando quietamente,
amigo mío,
hombre palabra protectora,
aunque la tristeza jamás
recupere de los escombros
de la desesperanza
la esmeralda que nos citó
al árbol del deseo.
hombre palabra contendiente,
que no basta el lamento,
pronunciar la amargura.
Dile, no obstante,
que esta tierra soy yo:
Consiste en un consuelo
después de haber muerto del todo,
seguir viviendo
y escribir la palabra
evocadora de estar viva.
* En cursiva: Fragmentos del poema de Luis
Cernuda Retrato
de poeta, que pertenece a su libro Las
horas contadas
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