domingo, 18 de octubre de 2015

De ENTRA UN VIENTO DE OLOR CIRUELA...

      Ícaro de H. Matisse


      Ícaro

      Alcanzar los insectos que comen partículas
      lunares al amanecer,

      congregarse con los vencejos despreciando
      el sentido común, el lazo
      discreto de la insuficiencia,

      amar a la muchacha de Creta, 

      precipitarme hacia la altura
      y ser envidiada por pintores que envuelven
      de escarlata las zapatillas
      de bailar, esa danza efímera,
      ese regalo de vivir junto a los monstruos.

      Que me crezca la barba joven
      de Matisse atado a la cama.

      -Mira cómo recortamos en el color
      las algas minuciosas para el mar del cielo-

      Caer, que estalle el corazón,
      que se me abra el pecho de escarcha
      diciendo adiós al Everest.

      Yo soy más poderosa, soy
      más frágil.

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