Pintura de Le Viet Dzung
Veo una sombra preferida
bebiendo agua de
los alcorques,
esperando el don de la tarde.
Imagino su
residencia
en las ramas de los
almeces
y, sin cuerpo para
abrazar,
la imagino
tranquilizando
mi recelo. Ella se
desdobla
en lo bello sobre
este hueco
y hace fresco el
refugio y llama
a nuestra sombra
como a un pájaro.
Dicen que otro
mundo, después
de las orillas del
jardín,
fluye con sus
desatenciones.
Quizá nos amasen allí
un instante…y qué, ¿un instante?
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