domingo, 5 de agosto de 2018

De FANTASMAS Y CÁLAMOS






      En el jardín


      Una dama que pasea cuidando
      que sus pies no se mojen
      y levanta con elegancia
      su cabeza por observar
      el paso de las aves hacia el Sur.

      Lee los signos,
      oye a lo lejos el estruendo
      de la tormenta como una invasión
      que hubiese ido ganando poco
      a poco su dominio de calmada
      clausura.

      Susurra: lloverá muy pronto,
      y volverán a agitarse sus labios
      con el temblor de una palabra
      que no es suya, que ha madurado
      donde el agua prefiere
      amar el rostro que ella presentía.

      Ahora la vemos disimulando
      el nerviosismo,
      lee las señales en el aire húmedo
      y susurra: sé que vendrá.

      Camina despacio, nada parece
      acecharla
      pero su soledad
      se prepara para la bienvenida.

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