No se entiende
que lleves sombrilla de palabras
cuando
sólo crecen nubes, golpes
de
realidad en el estómago.
No, no se
entiende
tu empeño
en contemplar
este
panorama visto mil
veces
de la
torre gris y sus palomas
levantando
el vuelo con campanas
de
provinciano espacio y estrechas
conversaciones.
Te
distancias
de la
incisión, del asunto preo_
cupante
del i erre pe efe,
de los
niños que cantan sin tregua
a la
muerte de arena - ¿Ves? Ellos
tampoco se
ocupan del asunto-,
te alejas
de nosotros, cruzados
por la
ausencia,
y eliges
proseguir caminando,
escuchando
pájaros de Macke,
sonriendo
a deshora la sonrisa
de la
ceguera salvo
emocionarte
con las pestañas
blaue
reiter,
casi
siempre fantasmas pintados,
pájaros
con lengua de la seda
que los
poetas jóvenes
han
escondido
en la
sopera de la pereza.
Prefieres
un largo y
elegante paseo
por otro
mundo,
ser una
torre que nadie mira
o ser
delgada.
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