Old gold over white ( Mark Rothko)
Este aromar de los jazmines últimos
que emblanquece, ligero, cuando paso
y escucho.
Callados finalizan pero cantan.
Se consuman sin voz pero me cantan.
Y una calmosa muerte que no es muerte
despliega
la partitura donde inventa el oro
flabelos de tostadas clorofilas
y otras hojas minúsculas que nunca
rozaron el ardor ni
el infortunio.
Hay una madre persiguiendo al hijo
que ahora corretea desvivido
y adorna su cabello con diademas
de octubre
como un príncipe corso; no la siente
llorar, y nada siente allí, no tiene
cuerpo.
Una corteza de manso metal noble,
antiguo a la manera de un augurio,
me envuelve, y no se contradice el día
si desdobla
este aroma postrero hasta la calma,
si me vuelve a envolver
y se
amolda conmigo hasta la lluvia.