G. P. Telemann: Suite Wasserouverture
Ouverture
Su pausado paso,como la luz
de invierno, se recrea en los signos
de la escarcha. Y nada se estremece,
nada peligra fuera de lugar:
toma su piel el vuelo de los cisnes,
tersa su pecho un ritmo mesurado
y el matiz transparente de su boca
es frío y sin embargo deseable.
Parece que los días perdonaran
la verde hiedra loca en su cintura.
Sarabanda
El solsticio del invierno distingue
el agotado zumo del amor
de la perversa sangre del deseo.
Ella ya no se confunde, contempla:
entra la luz y el imantado espejo
insiste en reclamarla y, al segundo,
vehemente rechaza la respuesta.
"Es igual que jugar con los amantes".
Alice se ríe y piensa
que está mejor el corazón sin lluvia.
Bourreé
¿A qué cede su paso la elegancia?
¿Qué taimada
premonición de casas
hechizadas?
¿Qué sonido se acerca
galopando?
¿Qué deshielo precoz
inunda el melancólico cariño
de Alice posando para
el espejo?
Loure
Llueve sobre el olor
de una tierra cansada de dormir.
"Qué extraño junio viene desnudándome",
se dice Alice mientras sale en busca
de los brujos nocturnos.
"No puedo desistir de este peligro,
la luz me ciega, invade mi silencio".
Cansada de reinar sobre el olor
de una infancia feliz con antifaces,
se mira en el espejo fascinada.
Gavotte
Ha cruzado la luz,
por fin, la superficie
-el agua, la inconsciencia-
que tanto se escondía de las armas.
Ella nombra a los pájaros y vienen,
les troncha el cuello, ofrece sus gotitas
delicadas
a aquel que la sacó de su incesante
fruslería: amar las cosas dulces,
odiar el sobresalto de sí misma.
Harlequinade
Esto no es el amor,
ni refinado néctar, ni abanicos
que mueven los rosales suavemente.
Esto no rueda anillos,
ni imberbes jovencitos asombrados,
ni la costumbre de sorprender al viento.
Esto desenmascara la prudencia.
Oh, Alice,
apúrate en comer para servirle
de comida.
Harlequinade II
Ella come de pájaros, de cedros masculinos
que nacen de otra boca, de otra cueva
blandísima.
Ella quiere morir
para volverse río que lo bañe
y argamasa fraguando en las paredes
que habitan su insolencia,
su sexo de la muerte despertado.
Alice ya no es rubia ni de azulada
tersura la nieve de su abandono.
Menuet
"Haz de mí
el carboncillo grácil que tatúa
los papeles en blanco de los vientres.
Pasa tus uñas y araña mi espejo
pero no me dejes con la ebriedad
de mis manos buscándote en el aire.
Vuélvete leopardo que me asalte,
rata que roa el pan de mi futuro,
pero si eres la luz que me ha alumbrado
no te vayas de mí como la noche"
Gigue
Alice no escucha.
Alice pisoteó su stradivarius,
mato a su gato y destruyó Florencia.
Alice vive en el limo de los pozos
e implacable aniquila la ternura
del corazón mojado
de una lluvia esperanza.
Alice lleva consigo mala suerte
y la sordera
del dios que visitó tanta impureza.
Canarie
Donde se inicia el fuego de las brujas,
donde las cabras pacen su excremento,
donde el esperma del camaleón
quema las moscas, las ramitas leves.
Donde los archipiélagos estallan
con raros krakatoas del deseo,
ella erige castillos como templos,
como tumbas de carne.Sin embargo,
se la puede encontrar y es deseable,
y se la puede amar aunque no sea
Alice.